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sábado, 16 de enero de 2016

Sucede en la escuela (parte I)





 “El aula de clases… un mundo pequeño”

“La escuela… un gran universo”


Un mundo conformado por seres humanos que como individuos poseen  caracteres, actitudes y aptitudes  que los distinguen unos de otros. También se suman otros aspectos como  estatus social, económico, educativo, cultural, familiar, presencia de valores a distintas escalas, etc. que tienen un peso significativo al momento de integrarlos como grupo.  Lógicamente se reúnen para buscar  bienes comunes y tienden a demostrar intereses no siempre parecidos y para alcanzar logros debe haber armonía y convivencia en paz, entre ellos y con otros grupos.
Todas las características deben ser tomadas en cuenta porque encontrar la  armonía entre ellos no siempre  depende del factor tamaño, sino del modo en que se manejen y gestionen las emociones.
El primer trabajo del docente es formar grupos disciplinados y homogéneos en cierta forma basados en normas legales y sólidas para que produzcan, trabajen y  se apropien de conocimientos de calidad. El aprendizaje en manada es más efectivo, productivo y rápido que el aprendizaje individual. Luego de consolidados hay que   mantenerlos.
Es lastimoso, tener que escuchar que un docente no tiene dominio de grupo o no logra avanzar en contenidos por culpa de la indisciplina que reina en el aula.
Es por esto que se necesitan docentes bien preparados en su formación universitaria, con ética profesional y con vastos conocimientos en componentes psicológicos,  con el objeto de que al  socializar    y  controlar la disciplina en el grupo no se actúe conforme al sentido común, ya que este  no es suficiente. Hay que demostrar conocimientos sobre la conformación de grupos y tener facilidad de palabra y suficientes argumentos, porque en ese mundo pequeño que es el aula, así como es verdad que ocurren  grandes conflictos, también es cierto que quienes los protagonizan son personas en proceso de formación que están definiendo su comportamiento de interacción con los demás y afirmando lo que después será su conducta en la sociedad. Aquí es donde cabe citar la célebre afirmación que dice: “Educa al niño para no castigar al hombre”. En tal sentido, es necesario obviar desde ya la clásica forma de resolver problemas y evitar caer en verbos peligrosos como castigar, imponer, presionar, amenazar, sentenciar, prohibir, maltratar, gritar y humillar.
Para descontaminar el medio ambiente de emociones en mal estado hay que abonar el terreno con vitaminas emocionales (caricias, amor, buen trato, sonrisas, ternura y abrazos) y no dejar que crezca maleza (rencor, odio, resentimientos, juicios negativos) que son las llamadas basuras ecológicas que empañan nuestro diario convivir (referencias ecología emocional).  




  “HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE”


 Casi puede asegurarse que el docente  no aprende en  la universidad a  resolver conflictos escolares. Es en la escuela  donde tales situaciones se presentan de manera imprevista y muchas veces inevitable, porque en resumidas cuentas son producto de la convivencia en grupo, y ese es un tema bastante trillado y todos lo conocemos.
La participación del docente en el caso que nos ocupa, es enseñar a establecer causas, estudiar lo ocurrido y no emitir juicios arbitrarios.
Hay que  hacer entender que las culpas se deciden después y nunca antes.   También debe insistir en que los desenlaces deben ser siempre orientados hacia la conciliación  y la  paz.
Cuando un docente logra establecer la armonía en el aula tiene un camino libre de obstáculos para el aprendizaje. Al conducir un grupo la mejor arma es la palabra, y… ¿no es acaso, la palabra el arma del docente?   
El docente debe encontrar  las  soluciones conservando la mayor serenidad posible, actuar con sensatez y profesionalismo, demostrar    valores, mediar y  ser  imparcial.
De igual manera debe planificar estrategias para tratar los  episodios de indisciplina u otras desavenencias. La  condición de autonomía radica  en saber superar con audacia e inteligencia  las dificultades.



UNA  NOTICA PARA TU MAMÁ

Rayar el cuaderno del  alumno  que no termina de copiar una tarea o un texto guiado, tiene  pro  y  contras. El único pro es que es un posible enlace entre el docente y el representante rápido y efectivo, pero tiene varios elementos en contra. Entre ellas tenemos:
 El representante en el hogar, no podrá hacer que su representado termine la actividad  porque el espacio donde debía continuar, el docente lo ocupó con su mensaje, que lejos de informar tiene como primera impresión el descargue de quejas,  por calificarlo de alguna manera.También toca el plano psicológico, que es el más difícil de superar, pues  lleva al estudiante  a sentir vergüenza de mostrar su  cuaderno  a sus  representantes o a  otras personas, planteando o suscitando nuevas situaciones  realmente  innecesarias.
Otra cuestión es que si el docente se acostumbra a  colocar notas u observaciones  en el cuaderno, es muy probable que tanto estudiante como representante dejen de  darle importancia.